República Interestelar
Hace más de 8000 ADC (Antes de Cordiacon) solo existían tres grandes gobiernos en la galaxia, el Imperio Zhell, la Unión Humana y la Confederación Galáctica. Estos tres contaban con una gran variedad de sistemas, sin embargo, para algunos sistemas independientes del núcleo total y externo, estos gobiernos no representaban la identidad de paz y democracia que los shindeul les habían enseñado a los habitantes de la galaxia milenios atrás, por lo que los sistemas, Ankarla, Perel, Calia, Zira, Matatá, Turaunt, Ruvan, Iyvov, Sukcurl e Iffriott, decidieron formar la República Interestelar
La República fue fundada en el 8381 ADC,
eligiendo el planeta Turaunt como capital. Desde ese entonces y hasta la
actualidad, decenas de sistemas se han unido a la República, todos ellos por
decisión propia. El sistema de gobierno es una democracia representativa, donde
cada sistema elige a un representante el cual se encarga del poder ejecutivo de
cada sistema, y a su vez se reúne en la cámara de representantes de la
República donde recae el poder legislativo y se hacen las votaciones para
aprobar o no las leyes. La economía de la República es bastante grande, ya que
los diferentes sistemas miembros pueden comerciar de manera libre entre ellos,
como con diferentes sistemas independientes. La moneda oficial es el Turik
republicano, el cual está respaldado por la boriaperita de la República.
Las relaciones exteriores con otros
gobiernos son muy variadas para la República, si bien pregonan una ideología de
paz galáctica, han llegado a tener una serie de conflictos con otros gobiernos.
El más importante hasta ahora fue la guerra de los Territorios Mayores, una
guerra librada del 3249 al 3224 ADC. La Unión Humana le declaró la guerra a la
República esperando tomar los sistemas poblados por humanos partes de la
República. La Unión atacó el sistema Ols para obligar a la República a ceder
esos territorios, sin embargo, se negaron rotundamente realizando una
contraofensiva en el sistema, expulsando a la Unión. Aunque la república
pensaba que los ataques cederían esto no fue así, y la guerra duró 25 años más,
culminando con la batalla de Ba´ par, donde la Unión firmó una rendición con la
condición de quedarse con el sistema Raidal, un sistema el cual estaba habitado
por humanos, y que aceptó la anexión para detener la guerra.
Durante un largo periodo de la historia de
la República Interestelar, está contaba con un ejército de guerreros
espadachines provenientes originalmente del planeta Zira. Está orden de
guerreros, peleó durante la guerra de liberación Zhell del Núcleo total. Conflicto
en el cual el Imperio Zhell en el 8667 ADC trató de conquistar varios sistemas
del Núcleo total. La Orden de nuestra Señora de Vera, o simplemente Orden de
Vera, se enfrentó a los zhell para defender su sistema, Zira, el cual era
conocido en ese entonces como Reino de Zira y sus mundos. La orden se volvió
famosa ya que lograron derrotar a los Zhell únicamente con espadas de metal y
escudos de plasma reflectores. Siglos después el sistema fue uno de los
fundadores de la República Interestelar. Sus guerreros de la Orden de Vera fueron
nombrados los soldados de mayor rango de la República. Esto hasta que en el 2002
ADC se llevó a cabo la guerra civil de la Orden de Vera, llevando a la
fragmentación de la Orden en varias pequeñas facciones y a la destitución de
sus rangos militares. Se cree que varias de las facciones se extinguieron con
el paso del tiempo. Una de las facciones que persisten a la actualidad es los
Hijos de Zira. Esta sigue recibiendo misiones menores en la República,
principalmente de espionaje en sistemas de otros gobiernos galácticos. Otra de
estas facciones, los Sabios de Vera, resguardan los templos sagrados de los
planetas del sistema Zira, esta es completamente pacifica por lo que dejaron de
lado el uso de sus espadas.
La República Interestelar es uno de los
gobiernos galácticos más importantes, tratan de predicar la paz en toda la
galaxia, invitando constantemente a sistemas independientes a unírseles, sin
embargo, esta ideología parece no ser aceptada por unos cuantos, lo que obliga
a la República a mantenerse siempre alerta y bien preparada ante cualquier
amenaza.