GALAXY TALES #2| El Caballero

 GALAXY TALES #2

El Caballero

5 años después de la destrucción del planeta Cordiacon.

Sistema: Piulist

Planeta: Piulist

En una calle transitada de Maanakhon, la ciudad más grande de Piulist, un misterioso ser encapuchado caminaba entre la multitud. Piulist es conocido por los numerosos cárteles y organizaciones criminales que operan en este recóndito sistema de los límites menores. Al ser un sistema independiente de cualquier gobierno mayor galáctico, es el lugar perfecto para que criminales, cazarrecompensas y políticos corruptos hagan tratos sucios.

El misterioso ser entró a un local repleto de carteles neón, el bar de Hapio, un sucio y abarrotado agujero repleto de la peor escoria de la galaxia. Caminó por todo el bar hasta llegar a una pequeña mesa situada en una de las esquinas, tomó asiento y dirigió la mirada de lado a lado.

Después de unos cuantos minutos un autómata con rasgos femeninos se acercó para tomarle la orden, esta era completamente metálica y brillante. El misterioso ser ordenó una bebida sin mirar a la autómata, tenía la mirada fija en un siljiano, un ser delgado, de piel grisácea, gruesa y arrugada, ojos llenos de ojeras, dos orificios nasales entre el espacio de los ojos y muy poco cabello.

 Momentos después, la autómata regresó con la bebida, el misterioso ser tomó el vaso, bebió el líquido azul en unos pocos segundos, se levantó de la mesa y si dirigió al siljiano que estaba a punto de irse.

—Alto ahí, Crel —dijo el misterioso ser— Tú vendrás conmigo.

—Jajaja, de qué hablas —respondió el siljiano claramente ebrio— Estás loco amigo.

—Ultima advertencia.

—Cállate, insolente —dijo Crel mientras sacaba un arma de su chaqueta.

Crel, disparó su pistola láser, el disparo se dirigía directamente hacia él, con un movimiento rápido activó un escudo de plasma en su brazo, que le permitió bloquear el disparo.

—Te lo advertí, Crel—dijo el misterioso ser, a la vez que desenvainaba su espada colocada en su espalda— Vendrás conmigo, vivo o muerto

Avanzó un par de pasos, y con un movimiento rápido su espada rebanó con extrema precisión la cabeza de Crel. Cayó al suelo y rodo unos cuantos sentimientos, seguida poco después por el cuerpo del silijano.

 —¡¿Qué te sucede?¬! —dijo un daliano que había estado sentado con Crel— ¿Quién te crees que eres?

El resto del grupo que había estado con Crel, desenfundó sus armas y las apuntaron al misterioso ser.

—Soy Amadeo D’Arco, caballero marchante de la Orden de nuestra Señora de Vera —dijo mientras se quitaba la capucha, y se revelaba como un hum'a, una especie parecida a los humanos, de piel gris obscura con ligeros tonos marrones— Y he venido a terminar con aquellas pestes que traen muerte a los inocentes.

El grupo de matones abrió fuego contra Amadeo. Una ráfaga de rayos azules y rojos se dirigían con rapidez hacía él, pero eran detenidos y absorbidos por su escudo de plasma azul. 

El grupo de matones estaba conformado por 5 integrantes de diferentes especies, un daliano, un tanishk, un wolwano y dos ashlas. Con un ágil movimiento, la larga espada de Amadeo cortó el brazo del daliano, que soltó un estruendoso chillido de dolor. Amadeo seguía cubriéndose de los disparos, cuando la carga del escudo había sido suficiente, una bola de energía fue disparada del escudo, impactando en el wolwano y derribándolo. Aprovechando la confusión, Amadeo cargó contra el tanishk, clavándole su espada y atravesándolo. Uno de los ashla saltó hacia Amadeo por la espalda, lo tomó del cuello y comenzó a ahorcarlo, mientras que el otro se colocaba frente a él apuntándole.

 —Con que eres muy rudo, caballero —dijo el ashla mientras sus manos sostenían el arma— Pero no te tenemos miedo.

—¿Estás seguro? —respondió Amadeo con una voz entrecortada.

Otra bola de plasma salió del escudo con dirección al ashla que sostenía el arma, la bola de plasma impactó en su mano, provocando que soltara el arma. Aprovechando la distracción, tomó al otro ashla de la camisa, y lo tumbó al suelo, para acto seguido clavarle la espada el estómago. Se acerco al último matón, que se movía a gatas para recoger el arma. Amadeo se acercó y pateó el arma lejos. Preparó su arma para atacar.

—Alto, por favor —dijo el ashla en llanto— No me mates.

Amadeo blandió su espada y le corto ambas manos.

¬—Diles a tus jefes que si vuelven a poner un pie en Zira —dijo Amadeo en tono de amenaza— Iré por sus cabezas.

Amadeo tomó la cabeza de Crel y abandonó el Bar. Al salir se incorporó a la multitud, que no había notado la masacre ocurrida dentro del bar de Hapio.  Amadeo siguió caminando hasta llegar a un aparcadero de naves. Le pagó al autómata encargado del lugar, subió a su nave y abandonó Piulist.

Sistema: Zira

Planeta: Vera

La nave de Amadeo aterrizó en un pequeño pueblo, situado en la pradera a las faldas de unas montañas. Abandonó su nave con la cabeza de Crel en su mano izquierda y se dirigió a un templo situado al centro del pueblo.

El templo media unos 10 metros de altura y estaba repleto de adornos e imágenes talladas en piedra. Amadeo entró, caminó unos pocos metros hasta llegar a un altar donde estaba colocada una estatua de tres metros de altura, bañada en oro. La estatua era de Vera, la santa patrona de los Caballeros de la Orden de Vera, y supuesta encarnación de la diosa, Zira. Según las antiguas leyendas, milenios atrás, Vera había guiado a un grupo de caballeros del planeta Zira, para luchar contra una extraña especie invasora que había llegado a conquistar el planeta.

—Madre, te he traído otra de las cabezas de aquellos que vienen a robar a tus tierras —dijo Amadeo arrodillado mientras mostraba la cabeza a la estatua— Puede que la Orden ahora esté disuelta, pero tus mandatos siguen siendo seguidos por tus hijos.

Durante varios milenios, la Orden de Vera había servido como ejército oficial de la República Interestelar, durante cienos de generaciones los caballeros habían servido como protectores de la República. Hasta que en el año 2002 antes de la destrucción del planeta Cordiacon (ADC), debido a múltiples conflictos internos se comenzó una guerra civil entre las doctrinas de la Orden, lo que provocó la desintegración de la Orden en pequeños grupos dispersos por el sistema.

Amadeo se había puesto de pie y se disponía a salir del templo, cuando una voz en el segundo piso del templo lo detuvo.

—Amadeo, espera —dijo Alko Jazín, un anciano hum’a parte de la orden —Te tengo noticias.

—¿Qué encontró Señor Jazín? —respondió Amadeo en tono cortés.

—Recibí una transmisión de ayuda, proveniente del sistema Vaatali —dijo Jazín— Creo que se trata de tu madre.

La madre de Amadeo, Jhana D’Arco, también había caballera de la Orden de Vera, varios años atrás, cuando Amadeo era aún un niño, fue secuestrada por el grupo criminal Nebulosa Roja. Desde ese entonces, Amadeo se embarcó en la misión de recorrer la galaxia para encontrarla y acabar con aquellos criminales que la secuestraron.



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