GALAXY TALES #5| Astilleros de Sukcurl

 

GALAXY TALES #5

Astilleros de Sukcurl

5 años antes de la destrucción del planeta Cordiacon.

Sistema: Sukcurl

Planeta: Sukcurl

En una oscura habitación, en una pequeña cama, estaba acostada Dao Fu-sran, una joven orbitoleana de 24 años. De brillante piel morada, llena de pequeñas manchas azul grisáceo, cabello corto de color magenta y dos antenas en la parte superior de la frente.

De pronto, su alarma sonó, el repetitivo ruido la despertó, con un manotazo apagó el despertador y con aun sueño se levantó para bañarse. Al salir se puso su ropa de trabajo y salió de su habitación para dirigirse al comedor de las instalaciones.

Dao acababa de llegar a trabajar a los astilleros de Sukcurl, un conglomerado de estaciones orbitales dedicados al ensamblaje de enormes naves para la República Interestelar.  Los astilleros de Suckcurl son propiedad de la Corporación de Ingeniería Republicana, una subsidiaria gubernamental que trabaja una gran cantidad de astilleros y fábricas en el espacio republicano.

Al llegar se encontró con Teodor Inalef, un mirralano. De pequeña estatura, 1.20 metros, con un rostro peludo, hocico alargado, dos orejas largas que le llegaban a los hombros, un gorro de cuero y unas gafas con mucho aumento. Teodor de 35 años ya era considerado mayor para su especie, los mirralanos tienen vidas de un promedio de 50 años, por lo que envejecen más rápido que la mayoría de las especies inteligentes.

—Buenos días, Dao —dijo Teodor con voz amigable— ¿Cómo te encuentras en esta mañana?

—Hola, Teodor —respondió Dao con sueño— Sigo sin acostumbrarme a la rotación del planeta.

Los días en Sukcurl duran 45 horas, a diferencia de las 15 horas del planeta natal de Dao, Orbitoli. Ambos tomaron sus alimentos y buscaron un lugar para comer.

—Hoy se nos fue asignada la revisión final del Crucero A-66 —le dijo Teodor a Dao.

—¡Esas naves son increíbles! —respondió Dao con mucho entusiasmo— De niña construí un modelo a escala del A-65 con piezas de un antiguo aerodeslizador.

—Por supuesto que son una maravilla, pero debemos tener cuidado al momento de entrar a la estructura interna, es muy fácil perderse en un lugar así.

Teodor llevaba ya veinte años trabajando en los astilleros de Sukcurl, había llegado con 15 años proveniente de su natal Mirra, donde había trabajado como rastreador de fugas de gas en las minas de hidrocarburos. Gracias a su excelente olfato, Teodor se dedicaba a la ubicación de fugas de gas, aceite o combustible de las naves.

—No te preocupes, iré a la holoteca para llevar los planos de la nave —le dijo Dao a Teodor mientras comía rápido para ir a trabajar.

Después de que Dao fuera a la holoteca ambos se encontraron en el hangar de los astilleros, que a través de unos andenes se conectaban con las enormes naves que flotaban en el espacio. Dao había estudiado ingeniería de estructuras en la Universidad de Orbitoli, este era su primer trabajo formal. Antes de ingresar a los astilleros, hizo prácticas en el astillero superficial de Lypsok II durante medio año. Tras realizar un buen trabajo en sus prácticas fue contratada por la Corporación de Ingeniería Republicana y transferida a Sukcurl.

Cuando ambos llegaron a donde se encontraba la enorme nave, una alerta se encendió en el astillero.

—Alerta de asteroide, alerta de asteroide —repetía una voz sintética a través de los altavoces.

Una enorme roca del tamaño de una nave pequeña se dirigía con gran velocidad hacia el crucero.

—Evacuen las áreas limítrofes al Crucero A-66 de inmediato —se escuchó en los altavoces.

—Vámonos Dao —dijo Teodor— El asteroide se acerca.

Dao no hizo caso y corrió hacia el andén que conectaba con la enorme nave. A toda prisa se dirigió hacia el puente, esperando que esta tuviera suficiente energía para encenderse. Mientras ella corría por el andén, Teodor se apresuró a buscar ayuda.

Dao nunca había pilotado una nave de esas dimensiones, lo más grande había sido una vieja nave de carga ligera que tenía su padre. Este le había enseñado a pilotar cuando sólo tenía 9 años, y sé consideraba bastante buena haciéndolo, así que esperaba poder pilotar una nave más grande. Al llegar al puente, verificó los niveles de energía, los motores de propulsión contaban con 35% de su capacidad. Tuvo que transferir la energía de la gravedad artificial a los motores para poder llegar al 50% mínimo que necesitaba para poder utilizar los motores

—Rápido, Dao necesita ayuda— Teodor le dijo a uno de los autómatas de seguridad— Ella entró al Crucero.

—Lo siento, no hay nada que podamos hacer ­—dijo el autómata con su voz robótica— Las ordenes son evacuar de inmediato.

Dao logró transferir la energía a los motores, tuvo que amarrarse a uno de los asientos para no salir flotando, debido a la microgravedad. El asteroide estaba cada vez más cerca e iba adquiriendo velocidad conforme la gravedad del planeta lo atraía. Moviendo la palanca principal de vuelo, Dao comenzó a dirigir la nave fuera de la trayectoria de la enorme roca. La nave se movía demasiado lento y parecería que no lo lograría.

Teodor se encontraba viendo la escena desde una ventana, se preparaba para lo peor, no quería presenciar el impacto. Sin embargo, por unos pocos metros, el asteroide no impacto la nave y pasó de largo, Dao lo había logrado. Tras varios minutos Dao salió de la nave, donde fue recibida con aplausos y felicitaciones de los demás trabajadores, sin embargo, cuando se encontró con Teodor, este no estaba muy feliz.

—¿Qué pasa, Teodor? —preguntó Dao al ver el rosotro de su compañero— Salvé la nave, ¿no estás feliz?

—Te pudo haber pasado algo, Dao. Eso fue muy peligroso.

—Pero tenía que salvar la nave, vale demasiado y…

—Tu vida vale más —la interrumpió— Nada es más importante que una vida, Dao. Me asustaste demasiado.

—Lo siento, Teodor —dijo mientras se agachaba para darle un abrazo a su amigo.




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